domingo, 31 de julio de 2016

rojas. infancia

esa boca de tierra fue mi casa.
no logro ver ahora su fachada verde
que recibía las voces del salitre,
pero miro mis rodillas en la lejana rozadura de los riscos
y está la mujer que me advertía los peligros
que la niñez no escucha.
hoy, que los paseos se abren a todas las visitas,
nadie ve en esa piedra el hogar que yo veo,
la libertad de los kilómetros hasta mis catorce años.
recuerdo ahora con mi primo la avidez de la torpeza
con una caña en la mano
y un pescado que luchaba con la muerte
cuando nosotros no sabíamos qué era morir.
en esa cueva a punto de desvanecer
un día
recorrí la felicidad de la niñez
y ahora hay latas de algún pescador abyecto,
aunque la basura no impide
la imagen de ese pequeño
que aprendía a hablar con las piedras.


yeray barroso

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