jueves, 14 de diciembre de 2017

Breves notas sobre Los cielos que escalamos, de Juan José Delgado

Existencia es camino para construir la esencia del yo. Así lo entienden existencialistas como Sartre, quien considera que empezar a existir supone lanzarse hacia el porvenir siendo consciente de ello. Esta idea la defiende en El existencialismo es un humanismo. Si el tiempo juega en contra de todo ser, como manifiesta el poema que abre Los cielos que escalamos, el último poemario que publicó Juan José Delgado (“El lugar que por circunstancias ocupamos es el tiempo: / de suyo es consumir la ración estricta de lo que vive”), todo el trayecto vital no sería más que ir quitándose todo lo accesorio con objeto de llegar a ese porvenir, que, sin embargo, desde su propia sustancia asume la idea que bien percibió Ángel González: “Te llaman porvenir / porque no vienes nunca”. Pero si toda existencia viene dada por la búsqueda de lo que nunca llega, cabría asumir, como Camus, el absurdo, el peso que supone ser consciente de lo que la vida es. Esto podría llevar, sin duda, a una posición pesimista. Aunque pueda parecerlo, no sucede así en la línea temática de los poemas que analizaremos. Hay una gran luz en la aparente oscuridad del tono premonitorio de quien reconoce su final.
Leer más

lunes, 4 de diciembre de 2017

[en mi túmulo...]

en mi túmulo, sentado y vivo,
me espero.
no llega todavía mi cuerpo
que partió de mí.
dónde he de acabar, no lo sé.
yo, que amo,
también llevé la traición en los pasos,
y la cancela que levanté
me tatuó de negro la frente.
yo, que vi cómo mis pies
saltaban las hogueras de otros junios,
que ardí con los ojos y las rocas
en pleno verano,
qué soy ahora, si corro y no avanzo,
de qué dispongo,
si he cortado la rosa.
Y.barroso

miércoles, 18 de octubre de 2017

[el hombre...]

el hombre, seco, en la pared,
el viento, la calima,
el vacío aparente.
la piel yerta.
la boca, tensa, habla sin parar.

una furia mayor, de café intenso,
recorre el túnel.
las máquinas repiten su reclamo
para las hienas.
nos parecemos, animales últimos.
algún charco resiste el calor,
pero pronto se irá
como todo lo que vive.

no pasa nada
donde nada puede pasar.


yeray barroso

sábado, 23 de septiembre de 2017

bar

en el fondo del bar, donde está toda la gente,
la máquina no cesa su trabajo.
unas monedas y cede sin preguntas
a quienes necesitan sus besos a la salida.
dentro está prohibido,
así que los amantes deben afuera
lamentarse de su lenta vida
mientras en sus pulmones se aferra
el orgasmo.
los veo siempre a la misma hora,
los idénticos restos de labio
quedan en la estación que los surca,
la acera acoge a los cuerpos
que no aman el café;

el viejo, en la otra esquina
no siente la más mínima curiosidad.


yeray barroso

sábado, 2 de septiembre de 2017

[en la vigilia...]

en la vigilia abriga el sueño
que desde antes de nacer te sigue,
un cuerpo en el mar es tu cuerpo
y tú en la roca lo ves venir,
lo que tú crees, lo que te nombra,
tu cara repetida en el espejo.
como viera entonces
el animal que presiente la muerte,
tú te ves ahora,
con tus propias manos
hundes la tierra con el hueso
y el cráneo cubierto de cortina.
Barroso se apellida
la tulipa que guarda una flor sin agua,
el vertedero de miel
que persigue la abeja.
qué mente portuguesa trajo el primer Ravelo,
esta magua perenne
tal vez está bajo los pies, con las raíces.
nada he tenido e ignoro la tierra,
de mi abuelo aprendí a esperar en la sombra
la uva blanca a media mañana de la niñez,
pero apenas el nombre, el surco,
todo eso vino luego
y no sé si ya era tarde.



yeray barroso

silencio


sábado, 26 de agosto de 2017

[una calavera]

una calavera me pesa la nuca
y no temo al gramo
que se marcha con mis pies bajo la tierra,
estoy vivo en la semilla que llevo
hacia el jardín de piedras
que desde siempre cultivo.
existo porque dudo
y no me atrae la corbata de los poderosos.
siembro el helecho de granito
y bebo el oxígeno de mi ropa.
desnudo como ahora estoy
nadie me vela,
quizá yo mismo
que al tiempo me voy
bajo la escalera de raíces
y me tapo como lo hace
el árbol de lo que está por nacer.

yeray barroso