martes, 23 de agosto de 2016

el muro

el muro
yeray barroso

1

aquí hubo una niñez ajena a las grandes voces del silencio. estas rocas aclamídeas antes disparaban el tronco dorado de los ébanos de medianoche. cuerpo de lava, rascacielos a punto de alimentar la boca del agua. aquí hubo una infancia y la vejez llegó demasiado pronto.

quién se descalza a las dos de la tarde para ser un pájaro, si pronto las plantas de los pies abren sus llagas.

2

¿cómo me llamo si no tengo nombre? norpelí me llamo. viví bajo el tronco de los árboles sin agua, donde  la raíz estalla por el sol. no recuerdo las alas en mi espalda, ni el olfato animal que me trajo a estos riscos. morí aquí y hoy soy nada más que puro hueso. tal vez alguien me encuentre en las excavaciones y de a mi boca el beso de enterrador que nunca tuve.

3

en otro tiempo el abuelo de tu abuelo cerró el candando de estos muros. ahora nadie puede ir al árbol sin agua, y no llegamos a veinte habitantes en este pueblo. nuestros pómulos de alberca vacía se extienden en la mudez. somos pájaros sin alas. eco, apenas eco de lo que un día tuvimos.

4

niño, tú que tienes fuerzas todavía y eres la única inocencia que queda, atraviesa los colores como hizo el joven rebelde en otro tiempo. ponle nombre a las vocales para que algo signifiquen y despréndete también de esa herencia de ese adolescente fatal, tuerce las manos a todo lo que pesa en la espalda y abre el candado para adentrarte en el bosque.

5

¿cómo te llamas, niño? no digas tu nombre, esa cerradura te quemó la palma de la mano al mediodía y ahora una pequeña raíz intuye el verdor cerca de tus dedos. ahí fuera hay una niña que despareció durante ochenta años y regresó con el surco del tiempo y el mismo rostro que en la partida. no te lamentes por la infamia que dejas, llevas en el brazo la sonrisa abisal de quien rompe los muros.

6

cuando veas a un  anciano adentrarse en las orillas de estas tierras, no detengas su piel caída al borde del naufragio. déjalo entrar poco a poco a recibir su despedida. nadie lo acompañará tras la puerta, allí la libertad de morir como quiso le besará la piel con el frío del verano.

7

si tú llegas de verdad a llamarte, si decides que el cuerpo no sea una arruga anónima entre los pocos que decidieron permanecer en el silencio de ese pueblo, no te rebeles contra el pájaro que está en la jaula: él ha aprendido a quedarse dentro del barrote y aunque lo desprendas de su cadena regresará cada mañana para comer de la mano de su amo.

8



ellos mismos levantaron el muro
que ahora les da una sombra infinita:
con ayuda de los padres de sus padres
cargaron la piedra que no los deja ver
más allá de su frente
y con barro
taparon cualquier haz de luz
que permitiera la siembra.

ahora anastasio abre la grieta
a la hora del sol más fuerte,
llega al pie del árbol seco
y encuentra restos de un hueso de ala:
lo siembra al pie del tronco
y continúa su camino,
no puede correr y tampoco quiere,
anda despacio
para no perderse nada del misterio.

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