En cuestión de valoración de una obra lo breve a
menudo únicamente nos deja algunos apuntes que nos suscitan las
lecturas, notas que jamás bordean el artículo extenso ni abundante en lo crítico y sí la
breve impresión, el sabor que deja lo que se ha caminado con las
horas. Roberto a. Cabrera, en los últimos años ha ofrecido varias
entregas narrativas que lo sitúan como autor a tener en cuenta. De
lo leído atravesaremos seis pequeños puntos, apenas pinceladas. Nada
adentro del adentro.
1. Se percibe en La
estación extraviada, Bajo el sol de los muertos e Interregno una
incesante búsqueda en las vidas que parecen no decir nada, donde
nada desde la acción narrativa parece ocurrir. Todo sucede dentro de
los personajes: en su conciencia, en la percepción que estos tienen
de los alrededores. Con estos trazos, en las tres obras se funda una
especie de poética de lo sencillo, que en cierto modo se rompe con
Bajo el sol de los muertos, más abrupta, más desasosegada, más
dolida, quizá.
2. Bajo el sol de los
muertos. Elías C. Su historia encarna una belleza dolorosa, una
ruptura de origen que lo obliga a exiliarse de sí mismo, tanto en lo
espacial como en lo corporal. Todo en su crecimiento proviene de
traumas: ideológicos, familiares, sexuales, etc. Ante ese
desasosiego casi no lo salva ni el arte.
3. Bajo el sol de los
muertos. Bruno parece influido directamente por un Schopenhauer
tamizado por Marx. También está repleto de traumas y es pedófilo
(casi al modo de H.H de Lolita, aunque en este caso interesado en
los “faunúnfulos” en lugar de en las “nínfulas”). Su idea
de que la vida es dolor y que únicamente a través del cuerpo y del
arte la existencia puede ser aliviada recuerda al ideario del
autor de El mundo como voluntad y representación.
4. Bajo el sol de los
muertos no se explica, creo, sin Demian,
de Hesse.
5. Interregno. Humberto
Laredo. No es lo mismo vivir que sentirse vivo. Laredo se siente vivo
cuando está en su laboratorio de fotografía y cuando recupera un
paraíso perdido en lo carnal. Matilde es una derrota, todo lo por
venir pretende sanar el dolor de una insustancialidad presente.
6. Lo extraliterario. En Bajo el sol de los muertos
se puede leer, desde una óptica determinada, la situación de los
literatos y la guerra de guerrillas abierta a principios del S.XXI o
finales del XX en la isla de Tenerife. En Interregno hay
una denuncia del arribismo, la mediocridad y del “conservadurismo
ramplón y pueblerino (lo de provinciano sería en verdad hipérbole
abusiva), de pacatería moral claustrofóbica” que en este caso se
atribuye a la prensa, se entiende insular, pero que podría
atribuirse a otras esferas de la sociedad. Difícil para el
protagonista sobrevivir en ese ambiente que le pesa como una losa en
los hombros.
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