domingo, 17 de abril de 2016

Testigos de cargo, de Bruno Mesa

La tarea más difícil para quien emprende el camino de la crítica quizá sea la de analizar un texto reciente sin quedarse en la mera descripción. Cuando aún el plano simbólico de la significación que nutre el libro no ha liberado la cercanía temporal, parece asunto casi adivinatorio indagar en las profundidades de sus laberintos. Pedregoso es, entonces, el camino de quien casi como hermeneuta se atreve a tratar de extraer los elementos claves de quien acaba de nacer, de quien aún no ha dado los pasos que puedan acrecentar las perspectivas. El margen de error aumenta y también la seducción para el crítico, pues es probable que no exista crítica sin riesgo ni aventura.

Me propongo así extraer las líneas simbólicas que cobran mayor relevancia en el reciente libro Testigos de cargo (Octubre, 2015), de Bruno Mesa, quien desde el año 2000 ha ido consolidando un  interesante camino poético. Para ello será necesario analizar los que, entiendo, son los elementos que de forma determinante nutren a la obra. Se necesitarán dos bloques temáticos. Por un lado el pesimismo y por otro el espejismo del paraíso.

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