La ínsula introspectiva

Ínsula
Exposición de Daniel Reyes

Sala de Arte Fleming, Puerto de la Cruz.

Del 5 al 26 de julio

Críticas diminutas/

La ínsula reflexiona. Cuanto más desnuda se encuentra, más perdida está en la inmensidad, pero más natural y más amarilla: más viva. Es la urbanidad, sin embargo, la que invita al crecimiento a instalarse en la porción diminuta de tierra, que tiene anhelo de expansión inevitable. “Mírame”, pide el texto que acompaña a la exposición, obra de Rita Irene. La ínsula no cesa de llamar a quien la observa: se siente pequeña en ella misma. Así, en Ínsula 2 llega a vestirse de tal manera que se alza sobre el mar de nubes, pero ya es una isla herida: el chorro de tinta, que cae como lágrima desde el yo-isla que ha derrumbado su pequeñez, disuelve cualquier crecimiento. La urbe no ha alcanzado su objetivo, que es darle grandeza a la isla. De ahí surge la necesidad de desnudarse: son las Ínsulas 3 y 4 las que, desvestidas ya y amarillas del todo presentan la mayor libertad posible: se sienten cómodas en lo diminuto, de ahí los colores más claros y vivos de las composiciones. De la isla negra el trazado de la exposición acude a la isla amarilla, la isla urbe está más muerta que la isla nada. Es, sin embargo, la ciudad la que se impone: “Mírame” sigue gritando la isla ya desde las alturas.

Ínsula es una reflexión profunda por parte de Daniel Reyes acerca del significado del ser isla a partir de la raíz raquítica que le da la naturaleza frente a la inmensidad. Entonces la isla se viste de libertad o de cárcel: puede ser un escape vital o un encierro.